1. Ser miembro del Movimiento, implica: La conciencia de Hijos de Dios (Cfr. 1Jn 3,1); una Familia heredera de la bendición
de Dios (Cfr. 1P 3,9); un Pueblo Nuevo que rinde frutos de
Sabiduría (Cfr. Mt 21,43).
2. Conocer y Aplicar la Palabra de Dios como norma elevada
de dirección, autoridad, espiritualidad y moral.
3. Proceder con la dignidad de ser un Hijo de Dios, es decir, con un corazón limpio, conciencia recta y una fe sincera y plena (Cfr. 1Tim 1,5).
4. Participar del Movimiento con decidida voluntad, sin
temor y con una firme convicción. Está escrito: “El que no está conmigo, está contra mí;
y el que no recoge conmigo, desparrama”(Mt 12,30; Cfr. Lc 9,62).
5. Orar delante de Dios para alcanzar Sabiduría y Bendición.
6. Gustar de la vida con responsabilidad según el espíritu del Movimiento.
7. Hablar de la
Escritura y el Principio de Dios Aplicado, permitiendo la reflexión
de diferentes puntos de vista religioso y espiritual. Jamás entrar en discusiones sobre temas
doctrinales cuando el único deseo es la controversia fanática y sinsentido.
8. Atender al Sabio y su consejo con
sabiduría y reflexión, anulando la autoridad impositiva de personas o
instituciones en discrepancia y desacato a la Escritura.
9. Expandir el nombre del Movimiento de Sabiduría y
Bendición, llegando a todas las personas para formar Colonias y Virtudes, según
la organización del Movimiento.
10. Incursionar en las instituciones y empresas públicas,
religiosas y privadas para influir en ellas positivamente con dos objetivos:
1.
Transfigurar espiritualmente a las
personas e instituciones generando creación, renovación y excelencia.
2.
Favorecer los intereses espirituales y
materiales del Movimiento, de su expansión y crecimiento, además de su
afianzamiento y protagonismo.