Disertación Bíblica

TEMA: Iniciación al Movimiento de Sabiduría y Bendición
DISERTACIÓN #1: ¿A qué le tienes miedo?
VIDEO: E. Ramírez.






" Y a la cuarta vigila de la noche vino Jesús hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: Es un fantasma, y de miedo se pusieron a gritar.  Pero al instante les habló Jesús diciendo: ¡Ánimo!, que soy yo; no tamáis.  Pedro le respondió: Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas. ¡Ven!, le dijo.  Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús.  Pero, viendo la violencia del viento le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: ¡Señor sálvame!.  Al punto Jesús, tndiendo la mano, le agarró y le dice: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?". (Mateo 14,25-31)

¿y tú, a qué le tienes miedo? Al fracaso, claro está; a la pobreza, dice otro; a la enfermedad, la soledad, la vejez y la muerte, llegan las respuestas sin hacerse esperar. Todos tenemos miedo que paraliza la vida y no permite expresar la alegría verdadera de vivir.  Entonces dirigimos nuestra mirada a Jesucristo que dice de forma imperativa: No Temas y, consideramos, tal vez, que ese principio no es para nosotros o es imposible no tener miedo.

Ciertamente, el temor forma parte de la humanidad de una persona, pero el no tener miedo es hacer consciente el temor y vencerlo mediante la confianza en Dios y en sí mismo. Me refiero, entonces, al temor del alma y no al temor natural que nos hacer correr para preservar, por ejemplo, la propia vida.

¿Cómo no tener miedo? una pregunta que hacemos a Jesucristo y cuya respuesta no se hace esperar. Veamos:

En el texto bíblico, Pedro desafía a Jesús: si eres tú, mándame ir a tí, a lo que Jesús responde: Ven. Este hecho concreto lleva a Pedro a ponerse en marcha y caminar sobre el agua.  Dos aspectos importantes: A la invitación de Jesus, Pedro se llena de coraje y se pone en marcha, es el coraje de la Piedra (pedro), seguro pero agitado, dejando de lado la seguridad y la tranquilidad de la confianza en sí mismo.  El otro aspecto es la certeza de la palabra y de la confianza en la persona de Jesús que lo lleva a caminar sobre el agua, fijo los ojos en Jesús.

Bien, continuemos:  Cuando Pedro es consciente de Caminar sobre el agua, retira la mirada de Jesús y pone su atención en la violencia del mar y la fuerza de sus olas. En este momento pierde su confianza en la palabra de Jesús y su coraje de piedra se torna en humano temor, dejando escuchar la exclamación: Señor Sálvame que me hundo, y en respuesta Jesús lo toma de la mano diciendo: ¿por qúe dudaste, hombre de poca fe?

Con esta orientación de la Palabra de Dios retomamos la pregunta fundamental: ¿y tú, a que le tienes miedo? y nos damos cuenta que a lo que tenemos miedo es a lo que no deberíamos temer.  Explico. No es temer al fracaso, a la pobreza, la enfermedad, la vejez, la muerte o la soledad porque son situaciones que, de alguna manera, nosotros controlamos. sí. Todos trabajamos y alcanzamos "cierta estabilidad" en la vida, basta que dejemos de trabajar cruzados de brazos y llegará como un mendigo la pobreza y como un bagabundo el fracaso.  Esto, sin embargo, lo podemos controlar volviendo a trabajar hasta alcanzar, nuevamente, cierta estabilidad.

De igual manera nos referimos a los demás temores. La muerte, por ejemplo, no es miedo a la muerte porque nosotros podemos disponer de ella con una decisión; la muerte es algo natural que no podemos evadir y por tanto no es causa de temor.

¿Entonces? Viene un cambio en la manera de pensar y de relacionarnos respecto de nuestros temores. El miedo es justamente lo contrario de lo que tememos.

En realidad tenemos miedo al éxito y la excelencia y no al fracaso. Tenemos miedo de cruzar el umbral de la "estabilidad" y movernos en campos que no controlamos. Nuestro temor es a vivir plenamente con salud,  en medio de las persona que amamanos y que nos aman. El miedo es a experimentar lo maravilloso de la vida más allá de nuestra propia seguridad y estabilidad.

Pedro, en el texto bíblico, no tiene miedo a hundirse cuando camina sobre el agua porque sabe que no es posible permanecer sobre el agua, él mismo lo ha experimentado toda su vida como pescador. El miedo de Pedro radica en ser consciente de caminar sobre el agua, de cruzar el umbral de lo normal y posible. Es ahí donde radica el temor de Pedro que lo lleva a quitar su mirada de Jesús y desfallecer en su fuerza.

De igual manera, nosotros, cuando iniciamos el camino de la vida tenemos fijos los ojos en Dios y nos esforzamos, con coraje y determinación, en lograr metas hasta alcanzar una estabilidad, entonces, quitamos la mirada de Dios por atender a las circunstancias que nos rodean, como Pedro con las olas del mar, y nos da miedo de seguir el camino de la vida, de progresar, de evolucionar, perdiendo, sustancialmente, la razón de la vida. El temor verdadero no es hundirnos sino caminar sobre el agua.

¿Y qué hacemos? Gritar: Señor sálvame. Tomemos la mano de Dios sin quitar la mirada de él y confiando plenamente en nosotros mismos recuperar la fe y la esperanza. Recuperar la esencia de la vida cruzando el umbral de nuestra propia vida.

E. Ramírez.